Monumento a la Bandera , El primero
del País
En la Plaza Belgrano, El monumento a la Bandera, se considera al de
nuestra ciudad de Burzaco como el Primer Monumento a la Bandera del
País.
El monumento Tiene varios graffitis en su base; sobre el mármol
travertino. Se suele hacer una lavada de cara toda vez que se
realiza el homenaje al prócer que da nombre a la plaza. En estos
últimos 3 años, al menos, no he visto flamear excepto en los actos
del 20 de junio la bandera nacional el Instituto Belgraniano de Alte.
Brown había donado una bandera para ello.
En cuanto a las esculturas que hay alredor del monumento, algunas se
encuentran todavía en buen estado pero otras han desaparecido igual
que varias de las placas.
Rotonda "El Vapor"
El cruce de las actuales Avenidas
Espora y Moteverde, conocido como Rotonda El Vapor, tiene una
historia interesante. Este cruce es conocido desde principios del
siglo XIX, ya que se trata de los caminos más antiguos que tenemos.
En ese entonces una de las industrias más importantes eran las
graserías, donde se manufacturaba parte del ganado que se carneaba
en las estancias mucho más al sur; estas graserías eran conocidas
como vapores, por las emanaciones de sus chimeneas. Así a principios
de 1800 una grasería se instala en las inmediaciones de este cruce y
con el tiempo se empezó a conocer como cruce del vapor, actualmente
Rotonda El Vapor. A principios del siglo XX se confunde este nombre,
la grasería ya no existía, con El Vapor de la Carrera, barco que
cruzaba el Río de la Plata uniendo la ciudad de Buenos Aires con
Colonia, sin embargo este lugar nunca tuvo nada que ver con barcos
y
el verdadero significado del nombre es una de las primeras
actividades industriales de nuestra zona.
Anécdotas y curiosidades:
"Un día del año 1918, todo el pueblo de Burzaco amaneció vestido de
blanco: nevó y las casas, jardines, quintas y calles aparecieron
cubiertas de nieve.
"La sección Filatelia del Correo Central con motivo del Centenario
de Burzaco imprimió unos tarjetones y durante siete días sellos
alusivos al Centenario fueron estampados en Las cartas "
"Los viajes (en tren) podían hacerse en primera con asientos
mullidos o en segunda con asientos y respaldos con listones de
madera. De la puntualidad daba fe la costumbre de los vecinos de
poner en hora los relojes tomando como referencia el paso de los
trenes".
"(...) un "tano" digno de un sainete de Alberto Vacarezza,
con saco y birrete blancos llegaba diariamente en verano desde
Adrogué en un carrito para ofrecernos unos, para nosotros,
exquisitos helados "de agua"
"En aquel entonces aún no había piletas de natación en la zona y por
ello en los días en que la canícula se hacía sentir teníamos tres
opciones: 1) hacer turismo de aventura y darnos un chapuzón en las
aguas turbias del Arroyo las Piedras; 2) refrescarnos en la zanja
que al costado de la vía se había formado a la altura del km. 24
frente a la quinta de Burzaco y 3) zambullirnos en las aguas algo
menos turbias del tanque australiano de la quinta de Corimayo.
En actividades sociales las posibilidades eran:
1. participar en las kermeses que el club o la Sociedad Cosmopolita
hacían con orquesta en vivo y en directo en el terreno en que luego
se levantara el nuevo cine. En las kermeses siempre había una ruleta
y como era "pecado" jugar por plata las apuestas se hacían en
chocolatines; hasta diez o veinte chocolatines apostábamos.
2. Ir a tomar helado o el té a La Armonía.
3. Disfrutar de las tres películas de la "vermouth" del Cine
Argentino del Cine Burzaco.
4. Ir a bailar en el selecto ambiente de la Hostería El Caballito
Blanco. El
Viejo de los Papelitos:
Este personaje era un hombre de unos 50 años, cuya historia y origen
era incierto, de hecho había mas de 10 historias trágicas y/o
dramaticas asociadas a la vida de este señor, y como llego a su
estado de pobreza. Vivía en la calle, era un lingera, vagabundo, sin
techo, o como quieran llamarlo. Pero a diferencia de los indigentes
que habitan las calles de buenos aires y distintas ciudades, es que
este estaba loco, loco por cortar papelitos. Se dirigía a los
puestos de diarios y pedía los periódicos viejos, y al obtenerlos se
sentaba en una vereda, y como un loco (aunque estuviese muy
tranquilo) se ponía a hacer montañas de papelitos de unos 2 cm por
lado, a veces hacia tiritas, otras parecían palomitas, lo importante
es que quedaban por su paso verdaderas montañas de papelitos. Por
este motivo se lo llamaba el Loco de los papelitos, El viejo de los
papelitos, o simplemente papelitos. Era parte de la ciudad. Tomaba
mate cocido en una lata de Durazno, y yo tenia la suerte de
prepararle y alcanzarle ese mate cocido por las mañanas ya que yo
trabajaba en el puesto de diarios de "EL NENE" en Alsina y Roca.
Algunas personas hablaban con el, o intentaban, ya que hablaba muy
pocas palabras por día, otras lo ignoraban y otras lo discriminaban,
alejándose y cruzando de vereda cuando el estaba haciendo su arte de
pica papelitos.
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